martes, 5 de octubre de 2010


Sentí el calor del sol en todos los recovecos de mi cuerpo. Pude ver como iluminaba mi nuevo día, por primera vez, volvía a salir para mi. Le sonreí y le agradecí por regresar. Mi cielo volvió a estar despejado, esa gran nube gris se esfumo, y pude ver claro todo una vez más, me di cuenta de los grandes errores que cometí, y que tendría que poner manos a la obra si quería recuperar un poco lo que era mi vida. Pero lo haría, después de todo, el sol me dio una segunda oportunidad. Una segunda oportunidad para ponerme en marcha otra ves y ahora sí encontrar el camino a los días soleados sin limite. Así que hoy te digo y admito que tú eras esa nube gris, y ahora que te has ido podré volver a ser feliz.
ADIÓS

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